domingo. 02.04.2023
EL GOBIERNO CEUTÍ INTENTA DESHACERSE DE SUS COMETIDOS

El fracasado experimento del Gobierno de Ceuta (Vídeo)

* En Ceuta se gastan más de un  millón y medio en privatizar la festividad más importante del Islam sin que existan garantías de que los animales sean halal

* Europa va muy por delante de esas iniciativas provincianas y faltas de realidad de las que hace gala la Ciudad y sus técnicos

* El experimento de Vivas y sus técnicos ha sido un absoluto fracaso, salvo para quienes se embolsarán  un millón y medio, y algo más

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Los musulmanes han vivido en los últimos días su festividad más importante, todo ello sin percatarse de que han sido objeto de experimentos sociales adornados con informaciones de tipo balsámico, pero que en el fondo no son sino el deseo oculto de quitarse un peso de encima, y para eso sobran peones.

A diferencia de otros lugares de España, los musulmanes de Ceuta han sido protagonistas, muy a su pesar, de un modelo de privatización impulsado por la Ciudad que busca quitarse de encima la organización y gestión de la festividad más importante del Islam.

Con una licitación calculada al milímetro, la adjudicataria fue la que se esperaba que fuera. No hubo sorpresas.

Hoy, los resultados de la experiencia han dejado sensaciones amargas en la comunidad musulmana, salvo en quienes practican ese islam de tontos, y que ven en cada palmadita de la Ciudad una oportunidad para conseguir subvenciones y tratos de favor.

En la privatización subyace cierto elemento de  estigmatización, y que tiene como único objetivo a la población musulmana. Es posible que tal daño no se visibilice con una lectura fácil, pero lo cierto es que está ahí, y esa sensación se hace firme con el paso de los días, permaneciendo en la memoria de las personas, pues la pregunta que surge es recurrente: ¿Por qué nosotros y no otros?

Este tipo de decisiones fomentan frustración y resentimiento hacia una sociedad, que no siempre es culpable en toda la dimensión del problema, que les margina por su pertenencia a una fe concreta, el Islam en este caso. Este sentimiento es mayor entre los jóvenes, quienes se sienten diana de estrategias que buscan conculcar y poner en entredicho sus sentimientos religiosos, un sentimiento de víctimas  que no ven en otras confesiones.

La facilidad y ligereza con la que se toman decisiones que afectan  a todo un colectivo y a su inspiración religiosa, demuestran la carencia de compromiso con la realidad social de una ciudad que se publicita como intercultural y abierta, que no lo es.

Eso de “Más España”, “Más Europa”, fortalecen el mito de una “Europa cristiana”, que se mantiene en base a la creencia de que Europa tiene un problema con el Islam. Esta percepción se manifiesta en acontecimientos políticos recientes, así como en actitudes y percepciones individuales de discriminación. Las sospechas son altas en el debate sobre la solicitud de Turquía en la Unión Europea (a diferencia de Bulgaria).

Los procedimientos que impulsa la Ciudad y que tienen como referente al colectivo musulmán, guardan similitud con este tipo de creencias, aún vigentes en muchas mentes nostálgicas y soñadoras.

Europa va muy por delante de esas iniciativas provincianas y faltas de realidad de las que hace gala la Ciudad y sus técnicos. Los módulos instalados han resultado ser un absoluto fracaso. Habría sido mucho más efectivo social y económicamente promover comportamientos positivos sobre bienestar animal, medio ambiente y salud pública. Eso habría significado una acción activa y serena de la situación, pero lejos de eso prima más contentar a simpatizantes y aduladores.

El fracasado experimento del Gobierno de Ceuta (Vídeo)
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