
Orientada hacia la Meca y con un espacio en el que lavar y amortajar a los difuntos, la parcela fue inaugurada en 2008 con una previsión para 102 plazas. Conforme establece la normativa sanitaria mortuoria de la ciudad, la concesión de las tumbas es temporal, pudiendo elegir entre los 10 años iniciales de ocupación hasta un máximo de 75.
La situación sanitaria ha precipitado su ocupación, pues en sus diez primeros años el ritmo de ocupación solo demandó 25 tumbas. A día de hoy, el considerable aumento de inhumaciones casi roza la cifra del centenar.
La preocupación ante su saturación y el temor de no poder dar sepultura a sus difuntos, ha llevado a las comunidades musulmanas a solicitar al ayuntamiento su ampliación en un espacio adyacente. Una habilitación que no sería exclusiva para los musulmanes burgaleses, pues desde que se creó, acoge sin distinción, a aquellos difuntos musulmanes que no cuentan en su ciudad con un espacio en el que enterrarse bajo el rito islámico.
Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco son comunidades que siguen sin dar respuesta a sus ciudadanos, empujándolos a un doloroso éxodo funerario.
En una comunidad autónoma en el que residen cerca de 38.000 castellanoleoneses que profesan la religión musulmana, este cementerio, junto con el de la ciudad de León, son los dos únicos espacios en toda Castilla y León, en los que se pueden llevar a cabo enterramientos musulmanes.
El Excmo. Ayuntamiento de Burgos se ha mostrado receptivo a esta demanda y dispuesto su equipo de técnicos. Todo un ejemplo de buen cumplir.